viernes, 7 de octubre de 2011

El espejo de la belleza

Érase una vez un espejo que reflejaba la belleza de la gente. Lo había traído un comerciante de Egipto y cobraba un dólar por verse reflejado en él quien quisiese.

Todos los políticos de todos los partidos del mundo se reflejaron, pagando el dólar que costaba, producto de algún cohecho, y la imagen fue la misma: una frutilla que iba desgranándose y siendo devorada por gusanos, en símbolo al alma incorruptible que al nacer fue y el perverso deseo que llegó en la adultez.

Después, se colocaron frente al espejo todos los maridos infieles de la tierra. La imagen fue la de un águila que iba tomando la mano lentamente del lobo.

Posteriormente se reflejaron todos los estudiantes y pudieron ver un río que que buscaba desesperadamente ser agua de océano brillante.

Las madres reflejadas se vieron como sangre y lágrimas.

Esta es la historia del espejo traído de Egipto.
No olvides visitar de nuevo El espejo de la belleza

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