martes, 25 de octubre de 2011

México, la última escuela de Guardiola

Pep se ?tituló? como estratega en Dorados, al lado de Juan Manuel Lillo; años después es el timonel más laureado del momento



?Aquí estuvo Guardiola?. Es la frase más común que retumba entre ecos alrededor del Estadio Banorte. Un salón de cuatro paredes con aire acondicionado se ha convertido en un santuario que, de manera improvisada, le rinde homenaje.

Un pequeño cuadro aparece colgado en una de las paredes descarapeladas. Es la imagen de Josep Guardiola junto a Sebastián Abreu; al otro lado, otra imagen, un poco más grande, de él, cruzando la cancha con la playera de los Dorados.

Nadie imaginó que un lustro después, aquel catalán sería famoso en todo el planeta por lo conseguido con el Barcelona Cuando Josep llegó al club Dorados de Sinaloa camuflajeó toda su colección de éxitos como jugador blaugrana con un toque de humildad y sencillez. Lo hizo tan bien, que logró pasar desapercibido frente a un centenar de miradas que cada 15 días acudían a verlo jugar en el Estadio Banorte, mismas que ahora se arrepienten de no tener una foto autografiada por él, convertido ya en mito del banquillo blaugrana, tras conquistar la Liga de Campeones en su primer año como estratega culé.

No llegó a Dorados como la máxima figura, es más, ni siquiera representaba la salvación de un equipo que sufría el drama del descenso, a pesar de los números que traía escondidos en la maleta.

?Se hizo más alboroto con las llegadas en su momento de Sebastián Abreu, Diego Latorre o Jared Borgetti?, recuerda Eliseo Martínez, auxiliar administrativo del equipo.

Pero la indiferencia de aquel entonces por parte de una afición que se caracteriza más por su pasión beisbolera, fue quizá el factor que le ayudó Guardiola a explotar su inteligencia, pasión y obsesión por el futbol.

?Pep vino a inmiscuirse con México, como lo hizo en Qatar. Jamás perdió el tiempo. Quiso aprender de la mano de Juan Manuel Lillo, quien es casi como su padre?, explica Jonathan Juárez, reportero del periódico Noroeste.

Fue así como el hombre que hoy suele vestir de corbata delgada y elegante traje, tuvo la oportunidad de vivir en Culiacán una aventura alejada de la realidad blaugrana que desde joven lo acompañó. A pesar de ser culé hasta el tuétano, ?defendió la playera de Dorados con la misma pasión que lo hace ahora como técnico?, comenta Rodolfo Jiménez, dueño del café Miró.

?Aquí venía todas las tardes. Un día me regaló el libro Soldados de Salamina, de Javier Cercas, y a partir de ese momento nos hicimos amigos?, explicó.

Pero su inteligencia no sólo se manifestaba a la hora de leer partidos, sino también en la humildad de su trato con la gente que lo rodeaba.

http://www.record.com.mx/futbolinternacional/2011-05-20/mexico-la-ultima-escuela-de-guardiola
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