viernes, 10 de junio de 2011

Las 5 mentiras más grandes de la ciencia

1. Usamos sólo el 10 % de nuestro cerebro

Falso. Este mito lleva arraigado mucho tiempo en nuestra sociedad alentado, sobre todo, por los creyentes en poderes paranormales que se escudan siempre en él para justificar esas capacidades sobrenaturales. Aparte de la falacia que supone dar una cifra concreta a un asunto tan complejo (¿de donde se han sacado eso del 10 %?¿Por qué no el 19% o el 7.32 % ¿), ningún estudio serio ha demostrado jamás semejante engañabobos. Al analizar una serie de imágenes computacionales y escáneres de resonancia magnética nunca se ha encontrado ninguna zona "durmiente" en el cerebro. Analizando las células o neuronas de un individuo no se encuentran tampoco áreas inactivas o zonas que no estuvieran funcionando. Decir que nuestro cerebro funciona al 10% es tan engañoso como decir que nuestro intestino funciona al 10% porque no somos capaces de digerir piedras o que nuestros ojos funcionan al 10% porque no somos capaces de ver a través de las paredes como Superman.




El cerebro funciona a pleno rendimiento, tanto como tus tripas o tu vista

2. Las uñas y el pelo siguen creciendo después de muerto

Falso. Por mucho que te juren y perjuren que lo han visto con sus propios globos, no se trata más que de una ilusión óptica generada por el retraimiento de la piel del cadáver, según afirman los investigadores. El crecimiento de uñas y pelo requiere de un complejo proceso hormonal que se paraliza en el momento de morir. Los forenses están hartos de ver cuerpos sin vida y jamás han confirmado que les sigan creciendo estas partes a los afectados. Y ellos sí que tienen posibilidad de medir y observar de forma rigurosa todos estos detalles y sin, embargo, no se tienen noticias serias de una sóla afirmación en sentido favorable al mito.

3. Cortarse el pelo al cero(pelarse) hace que crezca más áspero y rápido

Falso. Este mito si que lleva tiempo instalado en nuestra sociedad. Hasta los propios peluqueros lo aconsejan cuando ven que el cliente les llega con problemas de calvicie incipiente. Sin embargo, no se trata más que de otra ilusión. Los investigadores encontraron varios estudios que han comparado parches de cabello que crece después de rasurarse y otros sin rasurarse. Se descubrió que el cabello rasurado no crece más rápido y nace sin una punta muy fina que se encuentra en el cabello sin rasurar, lo cual da la impresión de ser más grueso y más áspero. Además, la sensación subjetiva de ver una cabeza completamente pelada y al poco tiempo, verla oscurecida por el pelo, puede ser muy engañosa. Cuando tenemos el cabello largo, sin embargo, apenas notamos el crecimiento hasta que no se trata ya de algunos centímetros.

4. Hay que beber 2 litros de agua al día

Falso. Este mito se ha extendido gracias a la nueva cultura de la imagen y del culto al cuerpo. Las modelos no paran de decir por televisión que ellas mantienen su esbelta figura gracias a que beben mucha agua durante todo el día. Por otro lado, hoy parece que todos los alimentos poseen propiedades negativas para el cuerpo humano. Si no es porque tienen colesterol, es porque tienen grasa, y si no, porque tienen azúcar, y si no, porque tienen exceso de oligoelementos y si no, porque tienen pocas vitaminas y si no, porque tienen demasiadas vitaminas. Solución: bebemos agua a raudales y tan felices. Los investigadores bucearon en los estudios que existen sobre el tema y no han encontrado uno sólo que mantenga esta afirmación.
No necesitamos tanta agua en nuestro cuerpo para estar sanos. De hecho, los estudios demuestran que nuestro cuerpo es muy bueno para regular cuánta agua necesitamos, y por eso nos indica cuando tenemos sed. Y además, no se necesita beber tanta cantidad de agua pura porque la necesaria se puede encontrar perfectamente en otro tipo de líquidos que bebemos a diario, como por ejemplo en el café, en los zumos, leche o en los propios alimentos.





5. Leer con poca luz daña nuestros ojos

Falso. Esto lo llevamos escuchando desde nuestros padres, que nos regañaban cuando nos poníamos a leer comics de terror a la luz de una vela. Mito que se ha mantenido durante generaciones porque es cierto que cuando estamos forzando la vista se produce un estrés temporal que irrita o cansa la vista, sin embargo, en cuanto volvemos a las condiciones normales de luz, desaparece ese estrés temporal y no queda ningún daño permanente en nuestro ojo. La evidencia científica confirma este hecho. Lo que sucede es que tampoco es aconsejable leer en malas condiciones lumínicas porque no tiene sentido sufrir irritaciones en los ojos pudiendo evitarlo. Sabiendo que no existe posibilidad de daño permanente quedamos más tranquilos, pero seguimos recomendando leer con iluminación adecuada.


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