"Imposible no morir a sus pies?" pensaba mientras miraba a la morocha parada a la izquierda de la barra. La exuberancia de sus curvas, y su exacerbante belleza, atraían la mirada de todos los muchachos que pasaban por allí , y se alborotaban como brújulas en el polo norte. Era una muñeca de ensueños; alta, de cabello lacio negro azabache; largo casi hasta la cintura. Me atrevería a decir que rondaba los treinta años de edad, llevaba un vestido muy escotado, pegado al cuerpo como una segunda piel.
Pasé, quién sabe cuanto tiempo, contemplando absorto como varios ?lanzados? rebotaban como balas en el pecho de Superman. Pero algo muy dentro mío me decía que esta sería mi noche de suerte.
Con mis jóvenes quince años, por primera vez había burlado el control de la entrada de la disco y conocí lo que llamaban ?la noche porteña?. No tenía muy claro lo que eran las tácticas de levante, pero estaba tan entusiasmado, que en ese momento nada podía detenerme. Me acomode el pelo, tantee los bolsillos, me ajuste la pilcha y decidí improvisar?
-Veinte rubios para llevarte a tu boca ?-le dije ostentando un atado de puchos, mientras al acercarme, apoyaba mi brazo en la barra. Me echó una mirada furtiva y replicó:
-No fumo, gracias. Sentí como si un torrente de agua helada me bañara el espinazo. El álgido momento duró eternos segundos, pero así y todo decidí contraatacar:
-Yo tampoco fumo, pero hoy comienza una nueva etapa para mí y estoy haciendo algunos cambios. ?Gusto y placer para tu boca? rezaba la publicidad de los fasos y me enganchó. De todas formas todavía ni los probé; no tengo fuego. Bah, el de mis ojos?
Sinceramente no se por que me salió esa estupidez. Turbado por los nervios comencé a insultarme por el absurdo que acababa de cometer. Mis manos sudaban .La situación (que ya venía muy poco favorable) se había ido por el caño, pensé.
Pero al levantar la vista, vi que aquella lapidaria expresión de su rostro había cambiado a un semblante amistoso.
-Sos muy naif -me dijo entre risas pícaras- Parecés un chico,¿que edad tenés?
Rápidamente esgrimí: -Los que vos me des?
-Tenés cara de nene, creo que no pasás los veinte. Tan jovencito y adquiriendo vicios tan nocivos?tengo algo que te va a dar ?gusto y placer para tu boca.?
Me tomo con sus manos angelicales y comenzó a acercarse como para besarme. Cerré los ojos, prepare mis labios, y en ese instante se disparó en mi mente una secuencia frenética de besos apasionados: ella me tomaba del cuello apretándome contra su boca, succionándome, como un vampiro hambriento de siglos, quitándome toda mi fuerza; mi energía vital, y yo, sometido a su dulce veneno; como un cordero indefenso en las fauces de un depredador; como una liebre apresada en la trampa de hierro, a merced de su cazador. Así me veía yo, interrumpiendo el fervor de ese beso, sólo para tomarla de la mano y cruzar el recinto con la frente en alto, victorioso ante todos, yendo al lugar de los reservados para propiciar el encuentro.
Así me veía yo... hasta que sentí sus cálidos labios besar mi frente. Abrí los ojos, la miré con desconcierto, y con una sonrisa socarrona me dijo: -?Gusto y placer para tu boca?,al tiempo que sacaba de la cartera un chupetín bolita. Lo peló, me lo puso en la boca, se dio media vuelta y se perdió entre la gente.
Me quedé pasmado, sin palabras?
espero les haya gustado, comenten...saludos !!
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martes, 23 de agosto de 2011
Imposible no morir a sus pies cuento propio
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