miércoles, 20 de julio de 2011

Pele no es el mayor goleador de la historia

Arthur Friedenreich:El mayor goleador de la histora








En cualquier tertulia deportiva al hablar de goleadores todos nos acordamos de Pelé con sus 1282 goles; de Maradona por su idolatría en Argentina; de Alfredo Di Stéfano, por sus cinco Copas de Europa con el Real Madrid, y de Johan Cruyff por considerársele el mejor jugador nacido en Europa. Hasta podemos memorizar los goleadores de cada uno de los mundiales del siglo XX. Pero en el mundo nadie se acuerda de Arthur Friedenreich llamado con respeto, admiración y cariño por sus seguidores paulistas, ?Fried?. Él es el mayor goleador de la historia del fútbol con 1329 goles, en veintiséis años de carrera deportiva. Cuarenta y siete goles por encima de su compatriota Pelé y sesenta del checoslovaco Bican, quien es el tercero en el registro con 1269 goles.

Fried, hijo de un terrateniente alemán, Oscar Friedenreich y de una morena hija de ex esclavos Matilde de Friedenreich, nació mulato con ojos verdes, el 18 de julio de 1892; época en la cual hasta ahora llegaba el fútbol a Brasil proveniente de inmigrantes ingleses, suizos y alemanes. Fried inició sus practicas en la calle y luego paso al Germany Schooll donde uno de sus profesores al encontrar talento en él, le ordenó: ?Vas a tu casa, marcas con un trozo de carbón en la pared un arco y le das permanentemente con la pelota, sin preocuparte por la dirección que lleve, con la izquierda. Así aprenderás?1. Fried siguió el consejo con disciplina y adquirió una excelente fundamentación para ser el mejor centrodelantero de la época.

En 1909, ante la seducción, que causaron sus goles y jugadas en los hinchas, los directivos del club Ipiranga lo contrataron. Entonces ya no era Friedenreich sino ?El Tigre?, seudónimo popular, impuesto por la afición brasilera seducida por la magia del goleador. Luego, todos los clubes lo querían en sus filas; en 1916 lo contrató el Paisandú, en el mismo año volvió al Ipiranga, pero al año siguiente se fue al Paulistano hasta 1929, del ?30 al ?34 estuvo en el San Pablo y finalizó su carrera en el Flamengo de Río de Janeiro en 1935. Su paso por la selección brasileña fue difícil pero exitoso. Cuenta la leyenda que se tenía que pintar el rostro de blanco, para esconder su piel morena de la mentalidad nacional racista de entonces. No olvidemos que Brasil fue el último país suramericano en abolir la esclavitud. Fried, el Tigre, debutó en la selección, el 21 de julio de 1914, contra el Exeter City, en Río de Janeiro, donde Brasil ganó 2-0. En total, el máximo artillero de la historia, jugó con Brasil 52 partidos y marcó 53 goles.

Fried no inició su carrera deportiva como centrodelatero, él cuenta la anécdota, ?Yo me inicié de insíder izquierdo. Vino el primer internacional y me colocaron de centrodelantero. Decían que me movía mejor, que era más rápido y que, además, por la agilidad, podía sacar provecho de los centros en remates de cabeza. Y no se equivocaron. Mi característica era dominar antes que ser dominado. Crear el problema. Contra zagueros recios, los enfrentaba para especular con mi movilidad y dominio de la pelota y apenas me daban una ventajita, para dejarlos parados. Contra zagueros técnicos convenía venir de atrás en colaboración con los insíders, mover mucho la pelota a las puntas y cuando apenas abandonaban el puesto, descolocándose, ahí sí entraba yo, pero no siempre tirando al gol. Prefería que lo hiciera el mejor ubicado. Había en todos nosotros, tanto en clubes como en la selección, un pleno espíritu de colaboración?2.

Ese mismo espíritu de colaboración le permitieron ser el mejor centrodelantero de la época, lo que vale un reconocimiento legendario porque los protagonistas de los años veinte y treinta fueron los uruguayos y los argentinos; en los juegos olímpicos de París 1924 y Amsterdam 1928 y, en el primer mundial de la historia, en Uruguay, en 19303. Para Fried los grandes goleadores de la época eran Gabino Sosa, Piendibene, Laterza, Petronhilo, los uruguayos Scarone y Cea, y el argentino Stábile. De su gira por Europa, con el Paulistano, en 1925, de la que fue el artillero en diez victorias de once juegos, recuerda haber visto a Samitier, ?no parecía europeo sino americano? decía.

Pese a sus veintiséis años, en el fútbol, nunca aceptó el profesionalismo. Cuando este llegó, en 1933, su club, el paulistano, se retiró con su lema, ?el deporte por el deporte?. Fried se transfirió al San Pablo, durante los siguientes cinco años, sin aceptar jamás jugar con la camiseta numerada, solía decir: ?Me parece estar en un presidio, cada jugador parece un penado con su desgracia a cuestas... ¡No! ¡Jamás! Por nada del mundo visto yo una de esas. Soy un amateur que nunca cobró ni cobrará un centavo por jugar?. Fried, antes que todo, fue un jugador paulista, querido por todos los brasileños: en San Pablo existe una estatua que le rinde homenaje, por entregar lo fundamental en la vida: alegría; y en Río de Janeiro hay una ?escola do samba? que lleva su nombre.

Arthur Friedenreich gracias a una vida disciplinada y sana fue ?9 veces máximo artillero del campeonato paulita; 11 de torneos brasileños; dos de campeonatos suramericanos; 17 veces campeón de diferentes torneos regionales, nacionales e internaciones.? (...) ?es quien marcó siete goles en un solo partido (1928, para el Paulistano, contra Uniao Lapa) y quien jugó a los 42 años un clásico Flamengo?Fluminense, la temporada de su despedida del fútbol?.

Friedenreich, Fried, el Tigre, murió casi a los 77 años de edad, el 8 de septiembre de 1969. Los brasileños siempre lo recordaran. En San Pablo hay una anécdota muy popular: por una avenida principal de la ciudad, un guardia tenía la orden de no dejar pasar a ningún vehículo, de pronto se acercó uno de lujo, era el del presidente de la República; el chofer de aquel coche quiso evadir la orden y el guardia le contestó: ?Aquí no pasa ninguno, así sea el automóvil de Friedenreich?.







Fuente: http://juegodepalabras.blogspot.es/1222708500/
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