lunes, 5 de septiembre de 2011

El patio definitivo

El patio definitivo.



.En algún rincón de Bs.As, en un suburbio se narraba esta historia. Dos hombres en pijamas y mateando, taciturnamente, transcurrían bajo el hechizo de este diseño de umbral y ocaso..





.El patio es el declive por el cual se derrama el cielo en la casa.Borges.

Pero fue una vergüenza de ajetreos y jirones de laberinto urbano; un bochorno de parodias charlatanas que arribaban, de tanto en tanto, a patios que, a pesar de todo, eran arremolinada quietud de la presencia infinita del cielo; los torpes actores de nuestra historia se amansaban allí y bajo la acción del celeste sedante beneficiaban su chabacano PATHOS con la dignidad de la lentitud. ¿Acaso se cumplía aquí el proverbio árabe de que "la prisa la pone el Diablo"? Sea como sea: nuestra historia probará una y otra vez que el apresuramiento y la agitación son las madres del ridículo, la estupidez, y de todo lo que resume esedejo definitivamente absurdo y tragicómico que subyace en toda interacción humana marcadamente verbal y gestual: eso que se da en llamar "actividad social". Claro, esta percepción acerca al proverbio árabe; la comprensión global del asunto revela al Padre del apresuramiento. Más allá del Primer Motor Inmóvil, todos los motorcitos móviles son cómicos - esto nos lo recordó Marechal -, y , apresurados, descarrilan en el colmo de la obscenidad posicional cósmica. Realmente, el diseño de secuencias típicas de la vida cotidiana moderna no es otra cosa que apresuramiento domesticado; es decir, dicha "vida " es el ejemplo más espectacular del proverbio; los ejemplos usuales tales como "crímenes por emoción violenta", "salir corriendo en la dirección equivocada", etc. conforman el repertorio más evidente y sensacional de ilustraciones en este sentido..





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.Con la tarde se cansaron los dos o tres colores del patio. Borges.

La noche parecía haber caído toda allí, en ese patio donde se concentraba la mayor oscuridad que contrastaba con el fulgor azul del cielo, del cual parecían depender las tres figuras del patio. José y Juan sentados, enfrentados con sus sillas apoyadas sobre las patas traseras, echados hacia atrás; Juan contra la pared, José con las puntas de sus pies apoyados sobre el piso; y Susana de pie, entre los dos, con su cuerpo mirando a Juan y con el torso y la cabez vueltos hacia José. Los tres permanecían inmóviles como estatuas de un jardín o como marionetas manejadas por el cielo y que la noche detuvo..


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.Tomaban mate con un sentimiento ritual y abundaban en ensimismamientos tçipicos del paisano. A veces toda una larga cebada no era otra cosa que una cabizbaja y muda mateada. En esas oportunidades Juan y José no interferían con el cosmos del patio o de la cocina: sus dos templos para matear. Pero, las más de las veces, el fantasma del logos que se hace dos los agitaba como a dos ridículas marionetas y reeditaban el tema schopenahueriano del hombre como estigma de la naturaleza..




.En otro rincón de Bs.As, de ningún modo un suburbio, tal vez en el mismo día y a la misma hora, un joven terminaba de leer la misma historia que algún día leeremos ( pero no de la propia fuente), sólo que éste la terminaba de leer del mísmisimo DIARIO de Juan....



.El diario es un reducto anacrónico del solipsismo..





.-Ahora vienen los diarios- avisó Juan.

-¿Los diarios ?- preguntó José, sobresaltado.

-Hey ¿adónde volaste, che?- ¿No me digás que me usaste de soporte de contemplación o mejor dicho de navegación?

-No, al contrario; o , mejor dicho, sí , pero por prestarte real atención, me copé con las connotaciones mágicas del nazismo y su ubicación en el diseño total del pseudoesoterismo. Nunca leí nada sobre eso, nada completo quiero decir.

-No, yo tampoco -añadió Juan.

-¡Ah! los diarios...- dijo José como recordando algo.

-...y los textos de Juan - completó Juan.

-Bueno, pero esperá - dijo, incorporándose lenta y dificultosamente porque, en la posición a la turca, se le habían dormido las piernas.

-Mové el dedo gordito - recomendó Juan en tono burlón.

-Andá a la p... que te parió , boludo!- contestó José saltando en una pierna y apoyándose con la mano izquierda en la pared.

-Hombre, por tan poca cosa te domina la concupiscencia irascible?

-Padre, no soy más que un humilde pecador que hace lo que puede - contestó José, en paródica actitud de humildad, intercalando esta pregunta: ¡Che, Ianus !¿No será el pecado un pescado y el pecador un pescador?¿Eh? ¿Pecar no será un secreto pescar?

-No sé - contestó Juan- , tal vez no ha llegado la hora de tamaña develación de la revelación pisceana.

- Bueno -replicó José- esperá que vos a cambiar la yerba y, de paso, mudemosnó a la cocina que ya está un poco frío el patio para audición estática..


.Juan les hab ía estado leyendo diversos textos dispersos - algunos de ellos ordenados recuperarían cierta novela y otros eran sólo sustitutos de otros perdidos-, entre ellos una ADVERTENCIA para que el lector optara por leer primero cierto apéndice, suerte de sub-material, indirectamente relacionado con la historia del texto principal. Allí , dicho lector, conocería , por sí mismo, al personaje principal: Juan, a través de textos " de sus propias manos", "anteriores a la historia" que registra en su DIARIO AMARILLO. En dicho apéndice hay otro diario, el UR-DIARIO DE JUAN. Pero como se había considerado demasiado confuso implicar al lector de entrada en ese antecedente, se había optadp por ubicarlo en un apéndice y ofrecerle esa posibilidad electiva: leerlo primero o depués comno posterior complemento.

-No se andan con chiquitas en materia de pleonástica anfractuosidad- había acotado José después de ese último sintagma, alargándole el hiato retórico con un espumante mate, servido a Juan.

De lo que continuó leyendo Juan se desprendió que se trataba de dos cuadernos: uno de tapas azules, el otro - que le seguía- de tapas amarillas. Ambos se encontraban encuardenados con gruesas tapas de cuero marrón. Aun se refería allí sobre un joven que los tenía ante sí como quien tiene objetos cargados de un modo no ordinario; los tenía ante sí unificados en una encuardenación única y escandalosamente carnal, como a una suerte de monstruo adormecido en forma de libro. Sagrada curiosidad, manso terror y respeto conformaban la actitud del joven, quien asumían a los dos diarios encontrados como un soporte de conocimiento y acceso..






.En los márgenes de las páginas de los dos cuadernos habíaanotaciones en letra muy pequeña y de distintas manos. Sobre ella se argumentaba sobre su falsedad grafológica o alcances criptográficos o se suponían legiones de introvertidos, apocados, deficientes mentales de grafías diminutas , siervos sodomizados de entidades que remedaban sus sellos grafológicos como marcas del ganado tomado del humanero, paráfrasis sabateana de una secta de los discapacitados. Gran parte de estas anotaciones eran obscenamente sacrílegas. Entre éstas, algunas conformaban algo así com la página de un periódico del mundo "angélico" o "celeste" en la cual se realizan proposiciones eróticas y se ofrecen informes pornográficos; en ellas personajes y entidades transfísicas - muchas de ellas de la religión católica, no pocas del Islam - intercambiaban ofertas obscenas. Otras anotaciones eran harto confusas, pero se podía distinguir en ellas sacrílegos desafíos a lo celeste. En suma, daban la impresión de ser las expresiones de criaturas de un bajo mundo sutil, de esclavos cósmicos de averenos gnósticos, de siervos de extravagantes demiurgos: la impresión total era la de una abstrusa profusión de jerarquías y de subjerarquías en permanente pugna. Cada tanto irrumpía una letra precisa y de algún modo superior y autoritaria, con breves textos que acallaban a los anteriores, con un discurso ordenado e inteligible que interrumpía la confusa algarabía imprecatoria anterior para continuar -según daba la impresión- el ataque común, pero, en un nivel superior que deploraba y despreciaba los infantiles recursos de unos criaturas inferiores. Con esta misma letra sucedían otros textos cargados de símbolos indescifrables. Todas estas anotaciones no parecían guardar una relación directa con el contenido de los diarios, salvo otras que aparecían en notas de pie de páginas a la manera de citas que aportaban una clara e inteligible glosa cultural a partes del diario, donde se historiaban o contextualizaban palabras o nociones del mismo.

- Che, Juan, disculpá, pero ¿quién es el retrasado que distingue entre palabras y nociones? ¿algunos de los opas de la secta de los voladores? - interrumpió José, dramatizando una indignada y justa exasperación.

Impertérrito, Juan, continuó explayándose sobre los devenires éticos y dianoéticos del joven poseedor de los diarios, recalcando que aunque las historias encontradas de los diarios eran harto extravagantes y confusas, su materia le resultaba entrañablemente suya. Allí encontraba todo su pensar y sentir: sus reflexiones habituales, sus sueños recurrentes.





¿Quién ( o quiénes) era el autor de esas anotaciones marginales?

La prosodia de Juan fue sucedida por esta pregunta de José: ¿Qué? ¿Ahora viene un enganche entre el tema medieval y mcluhaniano de glosas marginales, lineales e interlineales con la noción de glosa castanediana?

-Mirá - replicó Juan- Te bato posta que esto fue escrito antes del 77 y recién por el 80 se supo acá de la noción de glosa castanedeana, sólo explicitada en un reportaje que dio ...
-Bueno, pero es obvio que así como Casteneda ya está todo en Berkeley o Schopenahuer, su misma noción de glosa como conjunto de percepciones del sueño colectivo ya está en heráclito y aun en la génesis jurídica medieval de glosa y en su desarrollo joglarístico y pardesiano -postuló Susana, parodiando retóricas de los pijameros de la orden del mate , para encarecer: - pero no interrumpamos más, se pierde la...ya saben, seguí...

Y retomó Juan insistiendo con las preguntas sobre la autoría de las marginalidades. ¿Quiénes son los autores? ¿Tal vez el propio Juan - el autor del DIARIO AMARILLO- en trances que deformaban su caligrafía? ¿Acaso el Dr. T., en iguales momentos de posesión? ¿O el Dr.K., en calidad de lúcido receptor y transmisor? Y continuaba la pregunta, recorriendo la lista de posibles autores que ofrecían los diarios de Juan y del Dr. T,



Debo aclarar lo siguiente, antes de continuar: yo no soy un narrador - ni cuentista ni novelista...

No pudiendo reprimirse, José interrumpió: - Se nota, no hace falta que lo aclare. Ahora se hace el infraborges o el borges por partida doble: doblemente inepto y haragán...

-Shhh, dale...- lo conmino Susana y Juan retomó la lectura de las declaraciones del joven Juan.

Una extrema indolencia me inclina hacia la poesía o al ensayo o a la monografía...
-¿Viste? ¿Qué te dije? El pendejo se hace el Borges y la del mono...¿No será un teórico de la pajagrafía trascendental? - volvió a interrumpir, con alacridad, José, y, con un amplio ademán le rogó a Juan que continuara.

Soy simplemente -según creo- el único actgual poseedor - y por muy poco tiempo- de ciertos materiales que deben ser testimoniados. Estos son los siguientes: el DIARIO AMARILLO DE JUAN, el DIARIO DEL DR.T. las ANOTACIONES MARGINALES - de las cuales me eximo por completo de tratar y cedo a algún ocultista, y, para ser equitativos y distributivos, también, a algún simbolista y algún pornógrafo-, ciertas NOTICIAS SOBRE EL DR.K., ROBERTO y ESTEBAN que me llegaron de modos confusos e intermitentes y casi exclusivamente en un plano intersticial; y, por último, mi imaginación y ensoñación que me proporcionaron el ordenamiento que presento en los dos últimos capítulos, una breve reconstitución dramática y en el nivel de vigilia ordinaria, tanto como lo permite mi incompetencia, y los tres últimos breves párrafos del antepenúltimo capítulo.


Bien, he aquí la metodología que seguiré---

-Qué pendejo putamente modernoso, no te va a decir "método"...

-Bueno -replicó Susana- hay cosas peores, seguí leyendo Juan.

Y Juan siguió leyendo que el joven perifrástico, galicista y anglicista decía que por la razón arriba expuesta ( aquí José se burló del giro con magistrales gestos) no realizaré ninguna transposición al nivel ( aquí José fingió gritar, remedando a un mundo o a quien no lo puede hacer en el sueño, la dicción muda y castiza de EN EL NIVEL) literario ( y Susana, con una destreza kinésica y juglaresca, se las ingenio para decirle: no boludo, es al nivel, no en el nivel; escuchá bien , discerní cotextos y contextos; A NIVEL sí es EN EL NIVEL); tomaré sólo algunas páginas del DIARIO AMARILLO de Juan para dar una idea de su estilo; para dar el contenido del DIARIO de Juan transcribiré los resumenes que del mismo ( aquí, José, dramatizó su repugnancia por la vil y viciosa muletilla "mismo" ofrece el Dr. T., en su DIARIO DE TAPAS AZULES.
No olvides visitar de nuevo El patio definitivo

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